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Una de las misiones de la Fundación Planeta Sostenible es divulgar hábitos, ideas e innovaciones relacionadas con la conservación del planeta y el avance de sus gentes. Apenas somos conscientes de ventajas que en breve disfrutaremos y que harán que nuestra huella ecológica sea menor, contribuyendo con ello a preservar nuestro hábitat para futuras generaciones. Hay tecnologías cada vez más maduras como las placas solares que ya tienen un impacto positivo en nuestras vidas… ¡y en nuestros bolsillos! Otras están en un estado menos avanzado en su acceso al mercado, como la electrificación de vehículos mediante célula de combustible de hidrógeno o los motores de aviación eléctricos. Algunas tecnologías que contribuyen a la descarbonización del planeta tienen serias contrapartidas; como el impacto visual de los molinos de viento o la gestión de residuos de las nuevas micro plantas nucleares. Sin embargo es un precio que hay que pagar si queremos disfrutar simultáneamente de una mayor prosperidad compatible que con un medio natural cada vez más frondoso y bio-diverso.

Viviendo en Andalucía, una tierra que tiene sed, ha habido un proyecto en concreto que me ha enamorado pero que todavía no ha visto la luz: la construcción de plantas de potabilización de última generación que bombea agua de mar a pantanos usando únicamente energía solar. Repaso éste y otros cuatro proyectos, que estoy convencido que nos van a cambiar la vida para mejor:

  • Pantanos solares con capacidad de potabilización de agua de mar: Este es un caso interesantísimo de hibridación tecnológica que combina la contrastada capacidad de producción de energía eléctrica solar, con las de desalinización de agua y bombeo al propio embalse o pantano. Se genera un triple beneficio: el desarrollo de la producción de excedentes de energía limpia; la generación de agua potable de gran calidad y la comercialización de un sistema con una capacidad ilimitada de exportarse a otros países, incluyendo los más necesitados. Este proyecto se está desarrollando en Andalucía por el Instituto de Domótica y Eficiencia Energética (IDEE) de la Universidad de Málaga (UMA) y se denomina «Agua+S».
  • Automóviles eléctricos: Si observamos la nueva publicidad de automóviles en Europa casi todos hacen relación a vehículos híbridos y eléctricos. Existe una conciencia clara en 2022 de que la electrificación del transporte terrestre es una cuestión de tiempo. La Unión Europea ha puesto como límite 2035 para la venta de vehículos de combustión interna. Esta tecnología tiene hoy dos frenos para su despegue definitivo: la escasa autonomía de los vehículos por un lado y la falta de puntos de recarga, por otro. Sin embargo, con el exitoso precedente de Tesla todas las grandes marcas están lanzadas a una carrera de inversiones estratosféricas para conseguir el liderazgo en la electrificación de nuestros utilitarios. Llegan rumores a los concesionarios de que se espera un salto cualitativo en autonomía en los próximos meses y la instalaciones de infraestructura de recarga, aunque todavía lenta, se está desarrollando sin descanso. Es un sector que está experimentando un crecimiento exponencial.
  • Baterías para autoconsumo eléctrico: En este momento, las baterías para almacenar energía de autoconsumo tanto domésticas como industriales, son o bien muy caras o bien muy voluminosas. El desarrollo de mejores y más asequible sistemas de autoconsumo tendrán un impacto capital para cada uno de nosotros, precisamente donde menos impacto visual tienen que es en los techos de las casas o las cubiertas de naves y edificios. Las nuevas baterías, más pequeñas y económicas permitirán que no se vuelque tanta energía a la red en momentos de gran producción y menor necesidad, pero sí nutrirnos de ellas en periodos de mayor demanda y precio. De hecho, el desarrollo paulatino de más y mejores baterías está ligado a la mejora de muchas otras tecnologías como comunicaciones y telefonía móvil, electrónica, agricultura o las ya mencionada de automoción y aeronáutica. La consecución de fuentes portátiles de energía, potentes y económicas constituirán una nueva revolución industrial.
  • Hidrógeno verde: Es una tecnología que se basa en la generación de este gas como combustible a través de un proceso de electrólisis. Según fuentes del sector:» el hidrógeno verde es un combustible universal, ligero y muy reactivo que utiliza la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua. Si además esa electricidad se obtiene de fuentes renovables, se produce energía sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera». La industria pesada es un consumidor intensivo potencial de esta fuente limpia, máxime dadas los condicionantes geoestratégicos que impone la dependencia de los combustibles fósiles. En España existen varios proyectos de inversión que suman 11.000 millones de euros para ser líderes en este sector tan estratégico.
  • Ingeniería de procesos de economía circular: Tiramos muchas cosas y guardamos mucho más de lo que utilizamos. Todos los que hemos vivido una mudanza nos asombramos «de lo que sale de una casa». Muchos son objetos inservibles o ropa que no nos hemos puesto en décadas. Para nosotros tienen escasa o nula utilidad pero constituyen una riqueza latente. Las oportunidades que confiere la reutilización de objetos usados está todavía dando sus primeros pasos. Para objetos muebles de alto valor añadido es más fácil recurrir a aplicaciones y plataformas como Wallapop o Milanuncios, pero no ocurre lo mismo con objetos obsoletos de todo tipo o con vestimenta o calzado en desuso. El inconveniente del despegue de la economía de circular es que lleva aparejado complejos procesos logísticos que deben ser muy eficientes para que resulten rentables. En los últimos años he visitado plantas de desmantelado de productos electrónicos y organizaciones que se encargan industrialmente de comercializar moda y complementos de segunda mano. En ambos casos, aunque aparentemente la materia prima es gratuita, la recolección, procesamiento, almacenaje, distribución y comercialización sí conllevan importantes inversiones de mayor cuantía. En la medida en que crezca la conciencia de que es mucho más económico y sostenible para el planeta comprar algo usado que volverlo a fabricar, estos procesos se desarrollarán con más fuerza porque serán rentables. Existe mucha disparidad, porque mientras que el 65% de los envases se reciclan en España, sólo el 12% de los llamados «residuos textiles» se les da un segundo uso.

Un efecto colateral muy beneficioso de la invención e implantación de tecnología sostenible es el efecto tractor que tiene sobre el empleo de calidad. España tiene la oportunidad de ser líder en economía sostenible y desde Fundación Planeta Sostenible contribuiremos a ello.

Dr. Carlos González de Escalada Álvarez
Presidente